¿CÓMO FUNCIONA?

El efecto terapéutico de las bajas temperaturas se conoce desde hace siglos. La crioterapia (del griego antiguo krýos, frío, y therapeía, tratamiento) recibió su nombre actual en la década de 1970.

El efecto del frío en el organismo se produce en dos fases. La primera es la fase isquémica, en la que los músculos y los vasos sanguíneos se contraen. Esto ralentiza el metabolismo y la circulación, produciendo un efecto anestésico. En la segunda fase (post-exposición), conocida como reperfusión, los vasos sanguíneos se dilatan rápidamente para calentar el cuerpo, mediante la aceleración del flujo sanguíneo. Como resultado, los tejidos y órganos se oxigenan mucho mejor, lo que alivia el dolor y la inflamación, acelera la recuperación, relaja el cuerpo y flexibiliza las articulaciones. También aumenta la capacidad cardiovascular, favorece la recuperación después del entrenamiento, la pérdida de peso y mejora el estado de la piel. La crioterapia también provoca una potente liberación de hormonas y neurotransmisores, como las betaendorfinas, la adrenalina, la noradrenalina o el cortisol, que mejoran el estado de ánimo, aumentan la resistencia al estrés, aportan un "chute de energía" y mejoran significativamente la calidad del sueño.


El método de los pequeños pasos. Los expertos aconsejan empezar con duchas frías: es la forma más fácil y segura de entrenar la resistencia a las bajas temperaturas.
El siguiente paso podrían ser los llamados baños secos, es decir, en la nieve. Frotarse o revolcarse en la nieve le ofrece una exposición mucho mayor a las bajas temperaturas, pero también la oportunidad de adaptarla a su nivel de resistencia y comodidad. No es una exposición tan directa al frío como la inmersión en agua helada, y conlleva los mismos beneficios.
El siguiente paso: la inmersión total, o el llamado baño de morsa. Los primeros baños deben ser cortos y durar entre 30 y 60 segundos. Una "morsa" experimentada puede permanecer en el agua hasta varios minutos, y los médicos recomiendan una frecuencia de 1 a 2 veces por semana. Debe hacerse un calentamiento suave antes de la inmersión, y después cambiarse rápidamente de ropa y calentarse con una bebida caliente.

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